Este tipo de recortes se traducen en el incremento del número de interinos e interinas, es decir, de profesorado en situación provisional y precaria, con el consecuente aumento de la inestabilidad del profesorado y de los equipos docentes. Se traduce igualmente en una reducción pura y dura del número de profesorado, que tiene su inmediato reflejo en el empeoramiento de sus condiciones y de la calidad de la enseñanza, al tener que concentrar y aumentar aún más el número de alumnado por grupo. Cuando se concentra el alumnado en las aulas, el profesorado se ve obligado a volver a la clase magistral, a no poder personalizar el proceso educativo, a no poder atender la diversidad, a tener que estar más pendiente de la disciplina que del aprendizaje, es decir, a convertir los centros en espacios de contención y de control, en vez de lugares de aprendizaje y desarrollo personal. Esto genera un progresivo deterioro de los centros públicos, que hace que las familias empecen a mirar a los centros privados y concertados, para los que no hay reducciones de aportaciones de dinero público. Al revés, Comunidades Autónomas del PP, de CIU, incluso del PSOE, están incrementando la financiación de la educación privada-concertada.
Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Universidad de León
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