La Generalitat controla el uso del papel higiénico en las
escuelas
El límite está en 25 metros al mes por alumno
CLARA BLANCHAR - Barcelona - 05/12/2011
Controlaremos hasta el último euro, repite la Administración
catalana desde hace un año con el objetivo de reducir el déficit. Al final nos
controlarán hasta el papel higiénico, ironizan los responsables de equipamientos
públicos. Pues sí. Las escuelas públicas de Barcelona, las que dependen del
Consorcio de Educación (en el que figuran la Generalitat y el Ayuntamiento de
Barcelona), recibieron a finales de septiembre una carta que llevaba por asunto
el "establecimiento de ratios máximas de consumo de papel secamanos,
higiénico y otros".
La carta, que firma el jefe del servicio de limpieza de la
Dirección de Construcciones y Mantenimiento Escolar del Consorcio, explica que
en la línea del compromiso de respeto al medio ambiente de la Agenda 21, se ha
realizado un estudio del consumo de estas modalidades de papel en las escuelas.
Pese a que en la mayoría de centros "el consumo se sitúa en niveles
asumibles", señala, "se ha detectado la existencia de diferencias
significativas entre centros", lo que ha llevado a establecer "normas
igualitarias de consumo". La segunda página de la carta es un cuadro con
las ratios máximas de consumo mensuales por alumno: 25 metros de papel
higiénico doméstico, 22 de papel higiénico industrial, 11 de bobinas secamanos
y 15 de toallitas zigzag (20 en las escuelas especiales). La misiva, dirigida a
los directores, advierte de que el Consorcio dispone del estudio centro por
centro y que el consumo máximo se ha establecido a partir de "la parte
alta de la media aritmética" del consumo detectado.
"Consumos excesivos"
El texto también habla de la imposibilidad de determinar las
causas de "consumos desmesurados en algunos centros" aunque podrían
imputarse, dice, a "otros consumidores externos a los servicios de la
limpieza" como personal de cocina y monitores. La carta finaliza
informando a los directores de que el Consorcio dispone del estudio del consumo
de cada centro y que si la singularidad del que recibe la carta precisa
"tener en cuenta otras variables", es posible aportar o justificar la
variación de los consumos propuestos.
Fuentes del Consorcio aseguran que las cartas en ningún caso
se pueden enmarcar en los recortes ni a ninguna medida "restrictiva",
sino en la "normalización del consumo y su correcto control", además
de que, indican, "las cantidades fijadas son más que suficientes para el
uso habitual".
Comenzado el curso, en algunos casos, las escuelas han
recibido una segunda carta con el cuadro ampliado a dos columnas: la de la ratio
máxima prevista y la del consumo del centro. Es el caso de la escuela de
educación especial Vil·la Joana, cuya dirección fue advertida de que su consumo
supera la ratio máxima: gasta 199 metros por mes y alumno de papel higiénico
doméstico (49 más de la ratio máxima), y 42,70 (12,7 metros más) de papel de
bobina.
La respuesta de la escuela ha sido que si gasta más papel
higiénico doméstico es porque únicamente consume este tipo (no consume la
modalidad industrial) y que el consumo de bobinas obedece al uso intenso que se
hace en talleres como el de cocina, con alumnos que por su discapacidad
ensucian más que la media.
En cualquier caso, el presupuesto global del centro para
este curso es el 41% inferior al del curso pasado, recuerda su director, Enric
Font.
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