Erasmus fue una de las iniciativas que más promovía el Plan
Bolonia, aquel que proponía descubrir una dimensión universitaria europea sin
fronteras facilitando la movilidad de los estudiantes mediante la concesión de
ayudas económicas. Ahora, la Unión Europea anuncia la escasez de fondos para
financiar las becas Erasmus, además de otros muchos programas de ayudas
comunitarias, como consecuencia de los recortes al presupuesto de 2012. He aquí
otro fiasco del plan Bolonia.
Porque más o menos a favor del programa Erasmus, la
reducción de estas becas me parece otra decepción más de una reforma educativa
que se nos impuso; que prometía mucho y que nos ha dado bien poco: reducción
del catálogo de estudios universitarios, contenidos genéricos en las
titulaciones, especialización de postgrado prácticamente obligatoria, más carga
de horas lectivas y extraescolares, menos horas para poder trabajar y mucho
(¡pero que mucho!) más dinero que pagar.— Lidia Gutiérrez (El País: 5-10-2012).
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