“Las evaluaciones
externas son el aspecto más irrenunciable de la LOMCE”. La frase es del ministro Wert, el
mentor de la reforma educativa. Sin embargo la enconada discusión actual se
polariza fundamentalmente en otros aspectos como la asignatura de religión y el
bilingüismo. ¿No estaremos cayendo en la trampa de focalizar la crítica y el
debate en esos aspectos únicamente, dejando al margen “la madre del cordero” de
la reforma?
¿Por qué las evaluaciones externas son el
aspecto más irrenunciable de la LOMCE? Porque
vienen a ser el instrumento primordial e imprescindible para avanzar en
el verdadero objetivo de fondo que no es otro que la mercantilización y
privatización del sistema educativo público. Como viene a reconocer el ministro
Wert son la medida más importante de la reforma y con ellas se persiguen, al
menos, los siguientes objetivos: Controlar sistema educativo a “distancia”; facilitar
la elección escolar, es decir, la libertad de elección de centro; fomentar la competencia darwiniana entre centros;
clasificar, separar y segregar al alumnado en función de las reválidas
superadas; y disciplinar, restando poder, al personal docente e incentivar su
productividad. Vamos a comentar brevemente cada uno de ellos...
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