Durante este mes de mayo estamos inmersos en
un proceso de evaluaciones externas en los centros de enseñanza obligatoria. Ya
se han realizado en primaria, en 4º la evaluación internacional Timms, la
prueba de 3º. y, ahora, le toca el turno a secundaria con PISA. En próximos
cursos se añadirán las de 6º de primaria, 4º de la E.S.O. y 2º de bachillerato.
O sea, que un alumno va a ser evaluado externamente un mínimo de 4 veces, y si
tiene suerte 6 o 7.
Podría dar la impresión que los docentes no
sabemos hacer nuestro trabajo y que no conocemos a nuestros alumnos, ya que no
parecemos saber cómo van en lengua o matemáticas, o si han adquirido las
suficientes competencias para tener una titulación.
Pero analicemos hacia dónde nos lleva esta
carrera de obstáculos en la que están convirtiendo la educación en este país.
En primer lugar, se supone que debemos
enseñar para que nuestros alumnos adquieran unas competencias clave. Estas
competencias son 7 en estos momentos, pero en la mayoría de estas pruebas solo
se evalúan 2 o 3 de ellas: principalmente lectura comprensiva y razonamiento
matemático. Hay 7, sí, pero las que
importan son dos y las otras son unas “marías”. Primera conclusión: dediquémonos
a la lengua y las matemáticas, que así quedaremos bien en el ranking, que,
total, ¿para qué vamos a educar en la competencia social y ciudadana si eso no
va a aparecer en ningún lado?.
En segundo lugar, ya que hemos mencionado el ranking
de centros, ¿qué validez puede tener la ordenación de los centros según sus
resultados, cuando no todos parten del mismo lugar?. Aquí conviene recordar que
en La Rioja, según las estadísticas del ministerio (pues nuestra consejería no
publica estos datos) tenía el curso 2013-14, un 15% de alumnado extranjero; del
cual un 81% estaba escolarizado en centros públicos y un 19% en los privados.
Si nos vamos a la escolarización obligatoria, las diferencias son mayores, con
casi un 20% de alumnado extranjero en la enseñanza pública frente a un 6 o 7%, en la privada. Y si vamos al origen
de ese alumnado, nos encontramos que el 85% del procedente de África, Asia y la
UE (en su mayoría Rumanos), está escolarizado en la enseñanza pública; siendo los
alumnos con esa procedencia los que conllevan lógicamente mayores problemas con
el idioma; mientras que las diferencias se reducen en el caso de los
procedentes de América Latina, cuyo idioma materno es también el castellano.
A esto hay que añadir que la política educativa de la Consejería de
educación, ha propiciado la concentración de ese alumnado en determinados
centros, en los que el porcentaje de alumnado de procedencia extranjera puede
ser, en algunos cursos, cercano al 90%. Segunda conclusión: estas evaluaciones
externas no sirven para ver si un centro es mejor que otro, como nos quieren
hacer ver, sino para constatar que la igualdad de oportunidades no es una
realidad para los escolares de nuestra comunidad autónoma, aunque no será esa
la lectura que se haga en muchos medios.
En tercer lugar, y seguimos hablando de
rankings, la primera evaluación de ese tipo a la que nos vamos a enfrentar es
la de 6º de primaria del próximo curso. Entre que los maestros querremos que
nuestros alumnos y alumnas obtengan buenos resultados, y que nuestro centro
quede bien, pues de eso puede depender la matrícula de los cursos siguientes,
nos tememos una carrera desenfrenada por entrenar a nuestros alumnos en la
realización de pruebas de ese tipo; olvidándonos un poco de la tarea educativa,
para convertirnos en entrenadores. Vamos a convertir los cursos en los que se
realicen esas pruebas, en un 2º de Bachillerato, en la que los profesores
instruyen a sus alumnos para que superen la PAU. De hecho, ya hay alguna
editorial que se vende diciendo que sus nuevos materiales para 6º de primaria
están programados para acabar los contenidos del curso en mayo para
dedicar el resto del curso a preparar la prueba final. Tercera conclusión: Los
centros educativos corren el riesgo de convertirse en centros de instrucción en
vez de educación.
En cuarto lugar, todo este despropósito tiene
como punto de partida la moda de las evaluaciones externas empezada por PISA, que
está organizada por la OCDE que, recordemos, no es una organización educativa
sino económica, implicada según algunos economistas en el origen de la crisis
económica en la que estamos inmersos. Los países quieren sacar pecho en esas
evaluaciones, llegando a la conclusión de que si tienes buenos resultados, tienes
un buen sistema educativo; lo que es más que cuestionable. Por ejemplo, los
países asiáticos obtienen buenos resultados pero, ¿queremos parecernos a
lugares en los que estudian 16 horas más que la media de los países de la OCDE,
están en el colegio más de diez horas diarias para, posteriormente, ir a
academias privadas con el fin no bajar la guardia en sus notas, y donde el 90%
de las familias gastan una media de unos 400 euros al mes en estas academias
privadas fuera del horario escolar para completar la formación de sus hijos, y,
a causa de esto, el índice de suicidios en adolescentes por estrés escolar esde los más altos del mundo?. Cuarta conclusión: Los modelos educativos de “éxito”
que plantean estas evaluaciones no siempre son los más adecuados.
En quinto lugar, hablemos de los costes deestas evaluaciones. Entre los años 2010 y 2013 el estado español gastó dos
millones y medio de euros y, para esta edición: entre pruebas piloto, estudios,
traducciones y demás, ya se han adjudicado contratos por la friolera de 665.303
euros, a los que hay que sumar la parte de la aplicación, que es la mayor; con lo que este año puede
llegar a los 3 millones de euros. Y esto es solo PISA, sumemos TIMMS, PIRLS, y
demás evaluaciones de diagnóstico. Nos podemos encontrar
con una cifra de vértigo. No sabemos cuánto nos cuestan estas evaluaciones en
la Rioja. Quinta conclusión: En época de crisis siempre hay gente buscando
nuevos nichos de negocio, y hay quien pretende hacer negocio con la educación,
favorecido por la actitud de las administraciones públicas. Tomemos por ejemplo
la empresa encargada de realizar la aplicación de las pruebas TIMMS, que es la llamada TYPSA. Pues bien, su presidente
es Carlos del Álamo Jiménez, exconsejero de medio ambiente de la Xunta de
Galicia en la época del hundimiento de el Prestige. Aquel que se vio obligado adimitir por su gestión. Sí, sí, el que
estaba cazando con Fraga mientras se hundía. ¿Será casualidad?
Conclusión final: Pidamos a nuestros
políticos y gobernantes que paren este despropósito y se comprometan a parar
esta locura de las evaluaciones para que en los centros de enseñanza nos
podamos dedicar a lo que nos dicta la constitución que dice: “La educación tendrá por objeto el pleno
desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”, y
no a adiestrar a los alumnos para pasar unas pruebas.
Movimiento Social por la Enseñanza Pública Riojana
No hay comentarios:
Publicar un comentario