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miércoles, 15 de abril de 2009

Apartheid


Una parte de mi persona es maestra y, compartida con otro centro público, da clase en el Colegio San Francisco; el de las ocas pegadito al tanatorio y al río. Hasta la ubicación parece pensada.

Al lado de aquellos a los que ya no se les puede molestar y tapadas sus voces por la parte más furiosa de nuestra porción del Ebro, l@s niñ@s del San Francisco estudian, juegan y se relacionan casi como l@s demás, sin que apenas se les sienta.

Y digo casi porque el 100% de su alumnado es inmigrante o gitano. Se les priva pues de relacionarse con aquellos que suponen más del 85% de la población y viceversa.

Viven en las casas más humildes, sus padres/madres se dedican a los trabajos que quienes podemos evitamos y, por si fuera poco, estudian en un guetto escolar porque ¿Qué otro nombre puede dársele si no?

Y cada día, desde hace cinco años me pregunto si, además de darles clase e intentar darles pautas de conducta no hay que denunciar esta situación. La igualdad de oportunidades la tienen negada en muchos sectores de su vida pero…¡¿También y premeditadamente cuando llegan a la escuela?! Porque, no nos engañemos, una clase en la que por poner un ejemplo, hay dos alumn@s que no saben nada del idioma, otros 4 ó 5 empiezan a chapurrearlo, otros tantos que provienen de ambientes sociales marginales o familias desestructuradas que no dan ningún aliciente al estudio de sus hijos/as , algún otro/a que apenas ha estado escolarizado; un centro donde casi semanalmente llegan alumn@s nuev@s, no puede ofrecer una educación igual a la de otros centros, al margen del aparheith que supone.

Y, sin embargo, tienen tánto que intercambiar con el resto de estudiantes de su ciudad. ¿Quién no ha pensado alguna vez que nuestro@s niñ@s lo tienen todo demasiado fácil? ¿Que les vendría muy bien conocer otras realidades?. Y sería tan fácil.

La reserva de plazas en todos los centros mantenidos con fondos públicos para l@s niñ@s que se prevé puedan llegar durante el curso y una ventanilla única que aún teniendo en cuenta la cercanía de las viviendas a los centros, priorice la igualdad de oportunidades para todos/as, haciendo que la convivencia en las aulas se parezca a la sociedad, evitando que más del 20% de la ratio por aula corresponda a minorías; sería la solución más justa y también, por qué no decirlo, más cristiana a esta situación.

Eso sí sería gestionar por la integración y la interculturalidad más allá de cualquier acto folclórico. Pero de momento la Administración educativa riojana sigue permitiendo y por lo tanto promoviendo puesto que es quien tiene la capacidad para cambiar la situación , los guettos escolares.

El otro día un niño chapurreando me decía. “La gente dice que los niños del San Francisco somos malos”. Ell@s se dan cuenta. No se les ve como a l@s dem@s , no se les trata como a l@s demás. Y no puedo evitar pensar de nuevo: Tienen la igualdad de oportunidades vetada en su educación, tendrán como sus padres las peores casas, los peores trabajos, si los tienen y, si algún día algunos/as de ellos/as incendian nuestros coches como ocurrió en Francia ¿Serán ellos/as los/as únicos/as responsables?

¡Hay que terminar con esta vergüenza, señor Alegre!

Isabel Cano Fernández


Artículo publicado en La Rioja

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