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domingo, 10 de abril de 2011

¿Cuántos recortes en educación?

06 abr 2011

JORGE CALERO

Catedrático de Economía Aplicada

La definición de la educación como único ámbito protegido de los recortes presupuestarios, como zona de inversión “intocable”, garantía del crecimiento y la igualdad de oportunidades futuras, está pasando rápidamente a la esfera de la retórica, como tantas de las afirmaciones referidas a la educación. Los severos recortes ya han empezado en varias comunidades autónomas y su intensificación sólo es cuestión de tiempo. La amenaza de desmantelamiento del Estado del bienestar no va a dejar tampoco de lado a la educación.

Recientemente se está aportando, como justificación o respaldo a los recortes, la idea siguiente: diferentes estudios basados en evaluaciones educativas (entre ellas, PISA) demuestran que el efecto de los recursos, humanos y materiales, sobre los resultados educativos es muy pequeño o inexistente. Podríamos, entonces, prescindir de parte de ellos y mantener unos resultados en principio idénticos. ¿Es cierta tal afirmación?

Se trata, más bien, de una interpretación abusiva de unos resultados que apuntan en otra dirección. Los estudios indican que los recursos adicionales, tanto humanos como materiales, son condición necesaria pero no suficiente para mejorar los niveles educativos. Y esto, únicamente en el caso de los países avanzados, con un elevado nivel de recursos educativos ya disponibles; en los países en desarrollo y/o con bajos niveles de recursos, el simple incremento de estos ya genera mejoras en los resultados. No se trata, pues, de resultados que den carta blanca a cualquier recorte presupuestario.

La contracción de los recursos educativos provocará, a partir de un cierto umbral, una pérdida agregada de calidad y de rendimiento. Un umbral que, teniendo en cuenta nuestro modesto nivel de gasto educativo, probablemente no esté lejos de la situación actual. Además, y quizás más grave, esta pérdida no se distribuirá de forma homogénea entre los diferentes grupos sociales, sino que castigará más intensamente a los que cuentan con menos recursos de partida. Justamente, a ese 30% ya afectado por el fracaso escolar y el abandono prematuro. Los recortes en educación nos conducirán, por tanto, a una sociedad menos productiva y más desigual.

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