J. A. Aunión - Madrid - 20/12/2011
Alargar a tres cursos el bachillerato (ahora tiene dos)
quitándoselo a la ESO (que ahora tiene cuatro), pero manteniendo la
escolarización obligatoria hasta los 16 años. Ese es el complicado encaje de
bolillos que propone desde hace casi dos años el PP para la escuela y que
significa que en el último curso de la educación obligatoria (de 15 a 16 años)
los chicos que no hayan repetido están forzados a empezar bien 1º de
bachillerato, bien 1º de Formación Profesional (que tiene dos cursos).
El debate sobre si dos años de bachillerato son
insuficientes para que los jóvenes lleguen bien preparados a la Universidad
lleva vivo muchos años. Sin embargo, la iniciativa del PP, que implicaría
cambiar la actual ley educativa e importantes dificultades organizativas (¿para
qué les sirve un último curso que no lleva a ningún sitio a los que dejen el
instituto a los 16 años?, se preguntan muchos), lleva consigo también la idea
de separar un año antes a los alumnos con mejores resultados académicos de los
peores (que irán a la FP), algo recurrente en el discurso educativo del PP.
Ayer, Rajoy no aclaró detalles sobre ese cambio, por eso en
la comunidad educativa cundió el desconcierto y la frase más repetida fue:
habrá que ver los detalles...
Sin embargo, desde el PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba asumió
que la propuesta era de hacer tres cursos de ESO y otros tantos de
bachillerato, y Rajoy no le corrigió. Así, Rubalcaba reprochó que el cambio
equivale a "poner todo patas arriba" la secundaria y que puede abrir
la puerta a extender los conciertos educativos a todo el bachillerato: si 1º
entra en la edad obligatoria, deberá ser gratuito para los alumnos, no solo en
la escuela pública, y si se ha de subvencionar 1º, sería casi obligado
extenderlo a 2º y 3º.
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