HACIA UNA HUELGA
GENERAL CONTINUADA EN LA ENSEÑANZA
En la Asamblea
multitudinaria del 25 de Septiembre, celebrada en el salón de actos del IES
Sagasta, se oyeron algunas voces que
proponían elevar la intensidad de la protesta mantenida con el encierro con
diversas propuestas de huelga. Estas voces no deberían ser ignoradas por el
mero hecho de que sus propuestas puedan parecer precipitadas, que lo son en
estos momentos.
La magnitud de la catástrofe
que se avecina sobre la enseñanza pública es de tal dimensión que sólo con una
movilización generalizada y sostenida en el tiempo puede hacérsele frente. A
los planes de recorte generalizados se suma ahora la reforma educativa LOMCE. Su
aprobación con toda seguridad en este mismo curso, y su implementación y desarrollo,
si el actual gobierno cuenta con tiempo suficiente para ello, supondrá el
certificado de defunción de la enseñanza pública que sobrevivirá como residual
para atender a los escolares de las zonas y de los sectores sociales que
desprecie, por no ser susceptibles de negocio, la enseñanza privada.
Hemos de ser conscientes de
que las movilizaciones parciales o de media y baja intensidad , necesarias para
dar respuesta inmediata a las agresiones que se vienen produciendo, son
asumidas por las Administraciones educativas como una molestia a sobrellevar pero no tienen la fuerza
suficiente para impedir las extraordinarias medidas de recorte que están
estrangulando a la enseñanza pública y mucho menos para tumbar una reforma
ideológica como la LOMCE que el gobierno está firmemente decidido a llevar a
cabo.
Hoy en día hay múltiples
luchas y movilizaciones en todo el estado pero están fragmentadas sectorial y
geográficamente. No son estériles, al contrario, están suponiendo tomas de
posición muy importantes. Sirven para denunciar la desatención y el
desmantelamiento de la enseñanza pública; para dar respuestas inmediatas a las
agresiones, día sí día también, que se producen; para fortalecer y aumentar el
compromiso personal; para extender la conciencia y el espíritu colectivo de
lucha; para unir a toda la comunidad educativa haciendo piña en pos de objetivos
comunes; para acumular fuerzas que permitan entablar luchas más duras y
contundentes, en definitiva. No es poco.
Pero serán baldías si se quedan
en el marco actual, si no trascienden el ámbito local y sectorial y no
confluyen en una movilización estatal, una movilización continuada y
contundente, una huelga general y continuada que abarque todos los sectores
educativos, desde infantil a al universidad, y a todas las CCAA al mismo
tiempo. Cada movilización, por parcial o sectorial que sea inicialmente no
puede por menos que apuntar a la necesidad de extenderse, de juntar fuerzas y
de confluir para llegar a una verdadera huelga general.
Ese papel de dinamizar, extender
y hacer confluir las luchas hasta ahora dispersas puede y debe ser desempeñado
por las organizaciones sindicales. ¿Cómo? Impulsando la discusión y el debate
en asambleas abiertas a toda la comunidad educativa, recogiendo y unificando
las propuestas que vayan surgiendo y elevándolas a sus órganos estatales para
que coordinen, a nivel nacional, todo ese proceso de preparación. En concreto,
crear las condiciones favorables, desde abajo, desde las bases, para convocar la
movilización. Todo lo contrario de convocatorias desde arriba a toque de
corneta.
Una cosa debe quedar clara
para todos: de nada servirán la sucesión de concentraciones “verdes”, los
encierros más o menos prolongados, las manifestaciones testimoniales. Sólo la
paralización del sistema educativo podrá
echar atrás los planes de recorte generalizados y la LOMCE. Y paralizar ell
sistema educativo solo será posible con la huelga general indefinida.
J.A. Balbuena
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