De
un tiempo a esta parte, en coincidencia con estos años de crisis y recortes
generalizados, están proliferando “proyectos pioneros”, según los califican sus
mentores, responsables educativos de las CCAA que los proponen.
Vienen
de la mano de Fundaciones, Asociaciones “sin ánimo de lucro”, ONGs,
voluntariado, etc., y no dejan de
sorprendernos por lo descabellados que parecen.
Empezó
Madrid con el programa “Empieza por educar” de la fundación del mismo nombre de
Patricia Botín. Siguió Extremadura con la peregrina propuesta de poner a los jubilados a realizar tareas docentes. Recientemente se incorporó a la rueda
Aragón con la ocurrencia de que los universitarios no titulados hicieran prácticas en los centros a cambio de créditos,
programa gestionado por una ONG. Ahora es Castilla La Mancha la que
anuncia otro proyecto “pionero” proponiendo que los graduados de Magisterio puedan hacer prácticas no remuneradas de 200h. (veinte semanales) en centros
educativos de la región entre el 14 de Enero y el 22 de Marzo, con las que
obtener 25 créditos a hacer efectivos para las oposiciones de Julio.
En
todos los casos se presentan como medidas para mejorar la enseñanza y tienen un
denominador común, se presentan en un contexto de despido masivo del colectivo
del profesorado interino y de deterioro de la enseñanza pública que están
convirtiendo en un erial.
Estas
ocurrencias para ahorrar dinero por descabelladas que puedan parecer persiguen
un objetivo de fondo: disponer de mano de obra gratuita que venga a sustituir
en algunas funciones al trabajo docente asalariado. Al mismo tiempo se trata de
convertir el campo educativo público en un ámbito abierto a la beneficencia
para su subsistencia.
En
consecuencia no deberíamos tomarnos a broma estas ocurrencias por muy
surrealistas que parezcan. Hay que plantarse en los centros y rechazar con
rotundidad estos proyectos pioneros ahora que aún están en fase incipiente y
son voluntarios. No vaya a ser que con el argumentario de su éxito y aceptación
sus impulsores traten de generalizarlos.
No
podemos consentir que se elimine el trabajo asalariado con el despido de miles
de interinos al tiempo que se introduce paulatinamente un voluntariado que, en
este contexto, es simplemente una indecencia.
J.A. BALBUENA
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