Contra
todo y contra todos. Así puede resumirse la batalla de la Conferencia Episcopal
y el Ministerio de Educación por implantar la asignatura de religión en los
colegios, convirtiendo el oscurantismo en materia evaluable.
Contra todo
y contra todos. Así puede resumirse la batalla de la Conferencia Episcopal y el
Ministerio de Educación por implantar la asignatura de religión en los colegios
y que no cuenta con la aprobación de la ciudadanía según una encuesta que publica hoy El País.
El resultado
es claro: un 70% de los españoles rechaza que la religión sea una asignatura
que compute como cualquier otra a la hora de calcular la nota media o solicitar
becas.
Ese
porcentaje de rechazo sube al 84 por ciento entre los votantes del PSOE y es
del 48 por ciento entre los del PP, la misma proporción de consultados de este
partido que apoya la medida, otro 48 por ciento. En el caso de los votantes
socialistas, el apoyo es sólo del 13 por ciento.
Además, solo
uno de cada cuatro encuestados cree que, como se hace ahora, deba ser la
iglesia católica quien deba seleccionar a los profesores para impartir esa
asignatura.
Según los
propios datos de la Conferencia Episcopal Española, este curso el 56,5% de los
estudiantes se han matriculado en esta signatura. Esta cifra supone una caída
de casi 14 puntos respecto al año 1996 cuando el 75,04% de los alumnos de la
enseñanza pública estudiaba la materia confesional.
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